dissabte, 30 d’abril del 2011

ESA COMETA

Siempre estuvo ahí, en el escaparate de aquella tienda de la esquina. Un lugar que sobrevivió al tiempo, tanto como la inamovible decoración perenne situada tras los cristales.Yo la recuerdo desde el primer día que la colocaron.
Recuerdo haber paseado de la mano de mi padre y pedirle que parasemos a verla. Él quería seguir nuestro camino acelerado con destino a la panadería, pero quedé cautivado por sus colores. Mi padre tiraba de mi mano y yo permanecía inmóvil, impasible a su gesto.Me encantaba,tenía muchos colores brillantes, mi corta edad no me permitía conocer tantos y los descubrí en ella.
El sol fue menguando su vivacidad, tanto como mis paseos por esa calle, según el tiempo fue haciéndome mayor.
Nunca olvidé ese recuerdo, pero quedó tan guardado en mí que buscarlo entre lo destartalado de las preocupaciones de una vida adulta, parecía complicado.
Cumplí con el protocolo natural de lo que marca el costumbrismo y me hipotequé de amor y vivienda, de trabajo y falta de tiempo, renuncié a ser feliz para vivir en el intentarlo.Y así día tras día, como marca la tradición de lo que fuere el ser humano.
El amor se fue antes que mi salud, dejando a mi lado una amiga de malas compañías llamada soledad.
Me cambié de ciudad, en un obligado cambio, tras el descubrimiento de aquello que estaba comiendo de mis entrañas, mientras intentaba hacerme viejo.
Un quinqué marcaba el reloj apurado de mis fuerzas que sólo tenían sonrisa para aquellos que hacían más liviano el dolor en el pasar de las estaciones.
Era terrible sentir el cuerpo, el mío, se retorcía por dentro, parecía como queriéndome avisar de algo. Yo buscaba el consuelo más allá de un fármaco que adormeciese mi agónica vitalidad, buscaba la calma o la sentencia, necesitaba de ella, un escape.
El silencio me atrapó una noche, la oscuridad de la habitación de aquel hospital parecía más negra y diáfana que nunca. Podía tocar el miedo con las puntas de mis manos arrugadas y temblorosas, sabiéndome en posesión del vacío absoluto.
Cientos de alfileres imaginarios punteaban sin cesar cada nervio de mi cuerpo en su interior, incapaz de ser aliviado por la colección de pastillas asentadas en un estómago acostumbrado.
Intenté cerrar los ojos mientras las lágrimas inundaban mis mejillas flacas y moribundas. Pero era inevitable chillar mi aflicción para pedir ayuda desesperada, para al menos poder dormir una hora.
Una inyección salvó mi desesperado auxilio doloroso, y mientras notaba como entraba poco a poco por mis venas, escucha de fondo una voz que me pedía la búsqueda de un recuerdo que me hiciera evadirme de ese instante.
Cerré los ojos cansados y de pupilas dilatadas por tanta medicación, y poco a poco, fui capaz de huir a una somnolencia placentera. Me perdí en los sueños y entre tanta mudanza de recuerdos encontré el mejor. Me vi a mí, frente al escapare de aquella tienda, parado, junto a mi padre, mirando sus colores. Pero esta vez el final era distinto, esta vez la cometa dejó de estar en aquella vitrina vieja de la juguetería de la esquina. Ahora estaba en mis manos y no me importó no volver a despertar más, para morir junto al vuelo de esa cometa.


Texto: Chica Metáfora

diumenge, 24 d’abril del 2011

A UNA DAMA EXTRANJERA

A una dama extranjera, cuya fragancia aún
flota en mis recuerdos como el aroma del té
que se evapora de mi taza.

¡Oh Maestro, tengo una amiga exquisita!
Su boca es dulce como los cerezos de Nao Kao;
son sus pestañas suaves como el plumón, de seda;
tiene su cuello el ritmo y la gracia del cisne;
y al andar, fina y grácil, con ondulante talle,
no sé si un ritual danza,
si es una rama en flor que mece el aire,
o si es una mariposa que vuela.

Cuando la ven mis ojos
es como si alcanzara la irrealidad de un sueño.
Y cuando ríe, y su voz armoniosa,
como divino pájaro vuela de su garganta,
quisiera que esa diosa de frágil porcelana,
no fuera una extranjera
nacida bajo el cielo de Occidente
aunque de ilustre alcurnia se cuentan de ella historias…

¡Ah, Maestro, qué cultura
la de esos mundos de Occidente!
En la terraza de las Mil Caricias
ayer, con labios húmedos,
el fénix del amor nos sorprendió en su vuelo.
por único ropaje su divina figura
envuelta sólo estaba con la túnica de oro
con que la prestigiaba el pincel del crepúsculo.

Toda la tarde el Kiosco de los Besos
resonó la armonía.
Los pájaros callaron para escuchar la música.

Y yo esperé la noche, ¡que descendió sin luna!
para abrir el más íntimo Cofre de los Secretos.
Pues no hubiera querido, bajo luz indiscreta,
que el astro nacarado hubiese sorprendido
cuán pequeñita era ante tanta cultura
mi desnuda ignorancia.

¡Ah, Maestro, tengo una amiga exquisita!

REGINO PEDROSO ( Cuba, 1896 – 1983 )

FOTO: CHRISTIAN KETTIGER

divendres, 22 d’abril del 2011

PLATÓ - DIÀLEGS - Fragment de Fedó

No afirmes que viure és el contrari d'estar mort ?
- Jo sí.
- I neixen l'un de l'altre ?
-
- Així doncs, què s'origina del que viu ?
- El mort.
- I què - va dir - del que és mort ? 
  Cal reconèixer - va dir - que el que viu.
- Dels morts, per tant, Cebes, neixen les coses vives i els éssers vius ?
- És clar. 
- Existeixen doncs - va dir - les nostres ànimes a l'Hades.
- Sembla ser.
- És que dels dos processos generatius a això almenys un és evident, doncs al morir, sense dubte, és evident, o no ? 
- En efecte, així és - va respondre.
- Doncs què farem ? - va dir -    
- No admetrem el procés genètic contrari, sinó que d'aquesta manera quedarà coixa la natura ?
  O cal concedir al morir algun procés generatiu oposat?
- Totalment necessari - va contestar.
- Quin és aquest ? 
- El reviure.  
- Per tant - va dir ell -, si existeix el reviure, aquest seria el procés generatiu des dels morts cap als vius, el reviure ?
- Sí, en efecte.
- Així que hem reconegut que d'aquesta manera els vius han nascut dels morts no menys que els morts   dels vius, i sent així sembla haver-hi un testimoni suficient, sense dubte, que cal que les ànimes dels morts existeixin en algun lloc, d'on després neixin de nou.....  


Còpia digital de l'obra "La Mort de Sòcrates", creació del famós pintor francès Jacques-Louis David el 1787, inspirada en el "Fedó" de Plató.

SOMNIS NOCTURNS



Si et despertes a les tres de la matinada,
ofegant-te amb la teva pròpia saliva,
respirant desesperadament ple d'angoixa,
i tornes a la vida (que no al somni),
perquè ja no pots dormir,
i et quedes pensant amb la veïna,
que passeja l'osset cada tarda.
Aixeca't, vés a la cuina,
pren-te un got de llet ben calenta,
i segueix somiant.


Joan Cujan 2011 - Foto: Brett King

La llum de la nostra mirada interior





Una obra d'art ens relaciona directament amb les emocions i modifica les percepcions de la ment actuant tant en el pla físic com l'emocional. Experimentem sensacions que transcendeixen el traç, forma o color una petita pinzellada de color vermell comença créixer fins comvertirse en un foc arrasador.
Ens integrem en el quadre, formem part d'una unitat universal que intuíem des de fa molt temps, la poesia sense paraules, la música sense so, la forma sense línia, la llum de la nostra mirada aquest tot que sempre ha estat aquí i que seguirà estant quan nosaltres ens haguem anat.




Una obra de arte nos relaciona directamente con las emociones y modifica las percepciones de la mente actúando tanto en el plano físico como el emocional. Experimentamos sensaciones que trascienden el trazo, forma o color una pequeña pincelada de color rojo empieza crecer hasta comvertirse en un fuego arrasador.
Nos integramos en el cuadro, formamos parte de una unidad universal que intuíamos desde hace mucho tiempo, la poesia sin palabras, la musica sin sonido, la forma sin línea, la luz de nuestra mirada ese todo que siempre ha estado ahí y que seguirá estando cuando nosotros nos hayamos ido.



dijous, 21 d’abril del 2011

Nocturno de la alcoba

La muerte toma siempre la forma de la alcoba
que nos contiene.

Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa,
se pliega en las cortinas en que anida la sombra,
...es dura en el espejo y tensa y congelada,
profunda en las almohadas y, en las sábanas, blanca.

Los dos sabemos que la muerte toma
la forma de la alcoba, y que en la alcoba
es el espacio frío que levanta
entre los dos un muro, un cristal, un silencio.

Entonces sólo yo sé que la muerte
es el hueco que dejas en el lecho
cuando de pronto y sin razón alguna
te incorporas o te pones de pie.

Y es el ruido de hojas calcinadas
que hacen tus pies desnudos al hundirse en la alfombra.

Y es el sudor que moja nuestros muslos
que se abrazan y luchan y que, luego, se rinden.

Y es la frase que dejas caer, interrumpida.
Y la pregunta mía que no oyes,
que no comprendes o que no respondes.

Y el silencio que cae y te sepulta
cuando velo tu sueño y lo interrogo.

Y solo, sólo yo sé que la muerte
es tu palabra trunca, tus gemidos ajenos
y tus involuntarios movimientos oscuros
cuando en el sueño luchas con el ángel del sueño.

La muerte es todo esto y más que nos circunda,
y nos une y separa alternativamente,
que nos deja confusos, atónitos, suspensos,
con una herida que no mana sangre.

Entonces, sólo entonces, los dos solos, sabemos
que no el amor sino la oscura muerte
nos precipita a vernos cara a cara a los ojos,
y a unirnos y a estrecharnos, más que solos y náufragos,
todavía más, y cada vez más, todavía.

Xavier Villaurrutia